Y de repente ¡¡China!! (Parte 4: Yangshuo)

Y después de un mes sin pasar por aquí toca hablaros de la última parte de mi viaje por China. Para mí, la zona más bonita y más tradicional, con la mejor comida y la gente más amable. Me recordaba más a Vietnam (que no he estado, pero por las fotos que he visto…) y la comida tenía mucha influencia del país vecino.

Segundo vuelo doméstico que cogía y, menos mal que este iba en hora…después del vuelo Shanghai – Pekín no quería volver a pasar horas perdidas en un aeropuerto.

El vuelo era Xian – Guilin con Okay Airlines. Puntuales y con comida a bordo. La comida estaba malísima, imposible de comer…pero se agradece tener ese servicio gratuito en un vuelo de un par de horas (aprende Iberia, ejem, ejem…)

Llegamos a Guilin y había que averiguar el modo de llegar hasta Yangshuo, así que fuimos al mostrador de información. Allí nos juntamos con tres madrileños majísimos, con mucho rollo y entre todos contratamos un “taxi privado” con precio fijado antes de salir. Cada uno pagamos ¥80, pero podíamos haber bajado bastante más el precio, supongo que el vuelo (que por cierto, ¡fuimos con ellos sin saberlo, también iban desde Xi’an!), el hambre y el calor nos atontó. El transfer fue…que os voy a decir, si se tarda 20 minutos, nosotros tardamos 1 hora; ¡el chico se perdió! El lado bueno es que fue una hora de risas con los compis de taxi y almendras del Mercadona. Y pasado el mediodía, ¡ya estábamos en la última ciudad del viaje!

Yangshuo

Más calor. Más humedad. No vayáis a China en julio, por lo que más queráis jejejeje. Llegamos al hotel, o debería decir, hotelazo. Es el River View Hotel y… ¡qué maravilla! La habitación increíble, la comida deliciosa y un trato buenísimo, ¿qué más se puede pedir?

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Vistas desde la habitación

Después de dejar mochilas, duchas y prepararnos, fuimos a conocer las calles de esta ciudad. Tan diferente a todo lo visto hasta ese momento. Tan rural, tan pequeño y tan cercano todo. Volvía ahora mismo, ¿se viene alguien? Antes de cenar probamos una especie de patata rellena de sepia, estaba buenísima y después de callejear un poco, ¡a cenar! Fuimos al Rock N Grill Café y pedimos arroz con mango (¡una pasada! Yo que soy fan del mango ese plato era…caído del cielo) y rollitos vietnamitas. Me pedí un mojito para cenar y…a ver, la comida de maravilla, pero la preparación de cocktails no es la especialidad del bar…era sólo ron. Y de ahí al hotel, que los días de avión cansan mucho.

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Calle de Yangshuo

Al día siguiente salimos del hotel y había gente local ofreciendo rutas, yo que soy un poco desconfiada no me fiaba mucho, pero después de desayunar nos volvimos a juntar con uno de ellos que llevaba un cuaderno con opiniones de otros viajeros y eso me dio algo de confianza, ya que había en varios idiomas (castellano, catalán y euskera, entre otros), así que hicimos la ruta con él. Estuvimos 6 horas haciendo un tour en bici empezando por el río Yulong y acabando en el río Li. ¡¡SEIS HORAS!! El hombre se llama Mombi o Monvi (no sé como se escribe) y era muy simpático, nos iba explicando toooooodo, tanto los lugares, como las costumbres, las comidas de la zona y temas de sociedad. Fue muy interesante pasar el día con él.

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Con Monvi

Comimos al lado del Moon Hill, en el Moon Hill Café. Pollo agridulce y arroz al bambú. El arroz estaba buenísimo, se cocina en cañas de bambú y…¡uff! Empiezo a salivar ahora… Después de la comida, subimos al Moon Hill, Monvi dijo que había 800 escalones, lo que me faltaba después de 3 horas de bici…y llegué arriba, medio muerta, pero llegué. Y mereció tantísimo la pena…sólo por esas vistas. La entrada cuesta ¥14.

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Moon Hill

Bajamos, nos juntamos con Monvi y pusimos rumbo a Yangshuo siguiendo el camino y conociendo más lugares preciosos de la zona. Después de las 6 horas de bicicleta, de 5 litros de agua bebidos y los hombros quemados, llegamos al centro de Yangshuo, vuelta al hotel y a por una ducha más que necesaria, y de ahí a cenar: ternera con mango (para variar también…jejeje) y costillas con salsa de maracuyá. ¡¡Bendita fruta!! Y pronto al hotel a descansar, que fue un día duro. Y rezando por no tener agujetas al día siguiente…

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Vistas de Yangshuo

Tercer día en Yangshuo, cansadísimos, ¡pero sin agujetas!, que era lo importante. Día muy tranquilito. Fuimos a la Gold Water Cave, taxi más entrada tenía un precio fijado en el hotel de ¥70. La cueva es de esas cosas que sí estás allí tienes que visitar. Tiene una zona con barro en la que me metí y aún no sé ni como; es más, cuando volví y lo conté, la gente que me conoce de siempre me decían que era imposible que yo hubiera hecho eso. Y después del barro hay una zona de piscinas naturales con agua caliente…me habría quedado allí el día entero. ¡Qué gozada! Ese día llovió así que comimos en el hotel y después a callejear por el centro. Para cenar volvimos al restaurante del primer día. Y esto se estaba acabando… Las últimas 24 horas ya habían empezado. Así que pronto al hotel a preparar la mochila.

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Sonó la alarma del móvil y…¡últimas horas! Último paseo por las callejuelas de la ciudad y un paseo por la orilla del río Li. Comimos en el hotel, ya os digo que la comida de ahí era de las mejores que había probado en China, y tocaba despedirse de Yangshuo y casi también de China… Con mucha pena nos subimos al taxi que nos llevaría a la estación de autobuses y de ahí al aeropuerto… Esto se estaba acabando.

VUELTA A SHANGHAI

Nuestro avión para Madrid salía desde Shanghai, así que teníamos que volver. Para ello cogimos un vuelo Guilin – Shanghai y reservamos noche en un hotel a pocos minutos del aeropuerto y con servicio transfer. El vuelo doméstico era con Spring Airlines, y ¿cuál fue la sorpresa? OTRO RETRASO. Yo ya me río por no llorar…jejeje. No recuerdo con cuantas horas de retraso salió el avión, pero mínimo dos. Subimos al avión y estábamos en la zona de business, ¡creedme que no habíamos reservado esa tarifa! Nos dieron manta, bebida, comida (¡muy buena para ser de avión!) y fruta. Se me pasaron todos los males del retraso. Nos atendieron de maravilla, todo muy cuidado, de eso que dices que te puedes acostumbrar rápido. Y a las 5 de la noche, llegamos a Shanghai. Cogimos un taxi y nos intentó engañar, pero como no somos tontos, no se salió con la suya. (Si queréis que os cuente cosas de estas, consejos para viajar a China y recomendaciones de restaurantes y platos, decidme)

Llegamos al hotel, el Shanghai East China y dormimos allí sólo 30 minutos. La recepcionista se reía, yo no tanto. Y después de esa media hora de sueño, bajamos y cogimos el transfer gratuito al aeropuerto y ahora sí que sí, el viaje terminó.

XIÈXIE CHINA ♥️

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