Escapada para dos. ¡A Gorbeia y Gaztelugatxe!

¿Pensando en una nueva escapada en un sitio con encanto en medio de la naturaleza? Si quieres desconectar en el norte de España combinando montaña, relax, senderismo, buena comida y una escapada a la costa, estás en el lugar indicado. Esta vez, siguiendo con la serie de «Escapada para dos», nos vamos al País Vasco.

Para una escapada de desconexión de una o dos noches me gusta mucho ir a pueblos chiquititos cerca de Pamplona. Esta vez estuvimos una noche. A, más o menos, hora y media o dos horas está Zeanuri (Bizkaia), un pueblo en medio del Parque Natural de Gorbeia. Y allí, en un enclave de ensueño, está Etxegana, un hotel rural al que no le falta ningún detalle. No hay más de 20 habitaciones, lo que hace de él un lugar muy tranquilo. También cuenta con un restaurante con un menú delicioso y un spa, perfecto para completar tu escapada y relajarte al máximo. Las habitaciones superiores (que es en la que estuvimos) tienen un miniterraza a la entrada. Se me olvidaba, olvidaos de los pasillos, en este hotel entras a tu habitación directamente desde la calle, así te sientes más libre.

Una vez te hospedas en el medio de la nada dices ¿y ahora qué?, ¿qué hago? ¡¿Que qué haces?! Lo primero, te pones unas zapatillas y disfrutas de una ruta de senderismo por Gorbeia que lo tienes ahí para ti. Puedes llegar hasta el hayedo de Otzarreta y, si has sido previsor y te has llevado un bocadillo, comer allí. Eso sí, no olvides recoger tu basura antes de irte. Ya de vuelta en el hotel, ¿por qué no tomar una cerveza con unas magníficas vistas antes de prepararte para ir al spa (previa reserva)? Y ahora sí que sí, después de este día de senderismo y spa, toca reponer energía con una buena cena en el mismo hotel. Nosotros, que somos muy carnívoros, no tuvimos dudas de qué elegir. Txuletón. ¡Y no fallamos! Antes de dormir estuvimos en nuestra terracita tapados con unas mantas oyendo el cencerro de las vacas. Puro placer.

Al día siguiente, con las pilas cargadas y la tripa llena después de un buen desayuno (es una de mis partes favoritas de un hotel, el desayuno) cogimos el coche y pusimos rumbo a Rocadragón, digo…a San Juan de Gaztelugatxe. Aunque es gratis, antes de ir no olvides reservar tu entrada en su web o no entrarás. Lo hacen para poder controlar el aforo. Ahora sí, después de subir sus 241 escalones (sin saber que lo peor estaba por llegar), tocar la campana 3 veces y disfrutar de esas vistas increíbles toca bajar las escaleras y sufrir lo que no está escrito mientras vas hacia la salida. Aunque bueno, no importa lo que se sufre porque merece muchísimo la pena.

Esto llega a su fin, pero en vez de ir ya a casa, ¿por qué no aprovechar e ir a Bilbao y comer allí? Se puede ver a Puppy, el Guggenheim, pasear por su ría y por su casco viejo y comer pintxos. Como en Pamplona tenemos cultura de pintxos, tal vez a nosotros no nos llame tanto la atención «ir de pintxos», así que acabamos en un japonés que a mí me encanta, es el restaurante Wasabi, que además está súper bien ubicado. Y ahora sí…, con mucha pena toca volver a casa y preparar la siguiente escapada.

¡¡NOS VEMOS VIAJANDO!!